Haecceidad

Un modo de individuación muy diferente del de una persona, un sujeto, una cosa o una sustancia.

"Nosotros sabemos que entre un hombre y una mujer pasan muchos seres, que vienen de otros mundos, traídos por el viento, que hacen rizoma alrededor de las raíces, y que no se pueden entender en términos de producción, sino únicamente de devenir" G. Deleuze

¡Haced "bailar por soleá" a vuestra garrapata!


Ya no recuerdo quién era… relataba que la palabra que empleaba Kafka para denominar el  bicho que deviene Gregorio Samsa en La metamorfosis era una palabra extraña que etimológicamente significa “animal no apto para el sacrificio”.  O sea un animal que no tiene carne para entregar a los dioses (aunque sea el humo de la carne lo que se entrega). No apto para el sacrificio, una cucaracha, algo asqueroso.  Algo no familiar. No unhemlich (no lo olvidemos, no se trata de lo siniestro-familiar). ¿Qué animal es ese? Yo os lo voy a decir, porque le conozco.

¿Un criptobiótico? Vamos despacio. Una espora o una garrapata… diferencio ambos. Sí, la garrapata es un animal especial, nos tendremos que remitir a Uexküll para saber algo de esa vida “críptica” de la garrapata. Sí, la garrapata tiene tres afectos fundamentales que la dirigen al sacrificio por la especie. Tiene una vida, una potencia enorme… si, pero una potencia sensorioperceptiva y no signaléctica. O sea que tiene una vida pero no tiene un hábitat, tiene una vida pero no tiene una habitación. No es creativa, no tiene una vida artística. Puede esperar 20 años en la rama de un árbol a la espera… ¿de qué?, pues de la presencia de un ácido que emiten los mamíferos, cuando se presenta el ácido butírico experimenta una irritación que hace que caiga, se desprende del árbol, de la rama que ha sido su vida sin habitáculo, y cae en el mamífero. Más bien cae en la pelambre del mamífero en donde experimenta su segundo afecto sensorioperceptivo, se irrita de nuevo por la pelambre del mamífero, busca una zona sin pelo, una zona limpia en donde pueda sentir el calor del animal en el que va a hundir su cabeza para alimentarse de su sangre, ese va a ser el tercer afecto sensorioperceptivo. Introduce su cabeza en la piel del mamífero y se alimenta de su sangre que va a permitir que ponga sus huevos, cuando esté preparado para ese evento se dejará caer y morirá.

Claro que esa tragedia griega no es la de Gregorio Samsa, no. La garrapata es un ser griego por excelencia, vive en lo abierto, en lo común, no tiene paisaje en su cuerpo. No habita propiamente. Solo espera el momento del sacrificio. Esa es la soledad de la garrapata. La soledad del héroe griego. El momento de su culminación.

Un animal no apto para el sacrificio es otra cosa. Ahora bien, ¿qué es la signalepsia? No confundirla con la catalepsia, aunque son cercanas. ¿Qué hace un niño autista? ¿por qué enloquecemos? ¿Qué es la locura? La locura de los animales. Un niño autista se mueve con ritmos insistentes, musicaliza su entorno, ritualiza, mantiene su cantinela. En realidad todos vivimos de eso. El ritornello, el barroco nos enseñó a vivir de otra forma que el sacrificio de los héroes a los dioses (nada). ¿Qué hace una chiquilla en su casa? Da vueltas y revueltas. Crea un espacio, genera un espacio, su morada. Libera materia corporal, emite signos (signaléptica) que se componen con los visitantes. De su cuerpo emite una coloración que se compone en una captura alegre con signos emitidos por la exterioridad, por otros bichos o cosas. Emite una coloración, pinta su casa, su cuerpo, sus muebles,  y busca que esa línea sea captada por lo otro. Es la historia de la orquídea y la avispa, o del abejorro y el trébol rojo. La flor se viste con los colores que mimetizan el animal, se hace animal, pero no pensemos que ese mimetizarse tiene nada que ver con la mímesis platónica. No, es un devenir signaléptico, una línea de fuga de su materia hace un espacio, un hábitat, pretende ganar potencia, realidad, en esa desterritorialización que busca la captura de lo otro. Y lo otro, a su vez, se desterritorializa y captura la cualidad desprendida de la orquídea. Un devenir mutuo, no común, sostenido en la diferencia.

La gardenia  y la avispa no ponen nada en común, no hacen como los héroes griegos que reparten el botín, en donde cada uno tiene su parte. No ponen en el centro lo común (ágora) sino que se mantienen en la diferencia, en la lucha, en la relación, en la diferencia de potencial, en el encuentro de las fuerzas.

La garrapata es un animal completo pero no hace arte, la gardenia es un artista completo al igual que la avispa.  La garrapata tiene un universo senrioperceptivo pero no signaléptico,  está compuesta de fuerzas pero no de afectos. Tiene movimientos pero no es capaz de establecer relaciones. No puede dejarse capturar, no emite signos (signalépsia) cualitativos desterritorializados de la materia para componerse en la captura con otras vidas. La garrapata no hace arte, solo se mueve y cae.

El arte no está ligado a la vida sino a la habitación. El arte no vive de los cuerpos sino de la desterritorialización de las cualidades matéricas de los cuerpos. El arte vive de los acontecimientos de cuerpo. El arte es una territorialización expresiva. El arte es expresión de la vida, no la vida. La garrapata vive pero no se expresa, no hace arte, no emite signos, cualidades, colores, no hace parada sexual o defensiva, no hace gestos, no se revuelve, no emite movimientos a ser capturados. La garrapata evita la captura. No habita, no establece un espacio o un espacio-tiempo para la captura. No se compone, solo espera morir. Y esa es gloria, su triunfo, su ser-para-la muerte (Heidegger). La garrapata la podemos definir como una criptobiosis. Solo es vida, no arte. No se viste, no seduce, no pone trampas, no deviene mosca (la araña por ejemplo lo hace) ni ningún otro animal o casa. No tiene tratos con el sol. No es musical, no exhala un ritornello, no es postural, no baila, no atrae, no se desprende de sí. No admite la diferencia.

No olvidemos lo extraño del G. Samsa, no es apto para el sacrificio. ¿Qué quiere decirnos Kafka? Por qué nos habla continuamente, Kafka, del frío. Volveremos a ello.

El bailador de soledades. Baila solo pero es muy diferente de la garrapata. En el cante jondo la soleá es la madre de todos los cantes. Confiesa el bailaor Israel Galván: “Bailar me cuesta”. Y dice que empezó a bailar a raíz de leer La Metamorfosis de Kafka. Su baile de soleá es el baile del bicho en que se convirtió G. Samsa.

En la soleá el bailaor baila con su soledad, baila sus soledades, tiene a la soledad por compañera (es algo cercano a la definición que hace Lacan a propósito de la mujer cuando dice que la mujer hace pareja con su soledad). No baila solo, se hace multiplicidad, genera un espacio y un tiempo, deja hilos de su cuerpo extendidos en un hábitat que genera, deja movimientos, gestos, rastros para la captura, todo él se vuelve objeto para la captura, para ser capturado. Baila solo-con.  Se aísla únicamente para ser varios.

Bailar la soleá es crear un espacio signaléptico, al modo del niño autista, al modo del esquizofrénico, generar un espacio para la captura diferencial,  el espacio que genera la araña en su devenir mosca, la araña tiene todo el tiempo una mosca en su cabeza. La araña vive de su hacerse mosca, de su devenir mosca. La araña dibuja una mosca en su tela, al igual que la gardenia dibuja una avispa en sus pétalos, recrea el olor de la avispa, saca de su materia una cualidad que se desterritorializa para entregarse al aparato de captura. Desea la captura, su vida es la captura, el ser capturada por la diferencia. Nunca lo común, el arte odia lo común, el arte no es griego, lo griego lleva el arte a los museos, lo griego mortifica el arte.

El arte se hace con la vida, el hábitat, la habitación, el travestismo, pero no el travestismo que oculta el falo, que oculta la falta, sino el travestismo de captura, el travestismo del encuentro. El robo, el robo como arte, el rapto, la caída en la trampa, no la sorpresa (fálica, brillo, nada) sino el atrapamiento. Visitante de habitaciones, la vida como burdel, el habitar espacios otros (Foucault), barcos, tiendas, burdeles, zocos, sentir el perfume que baila y que atrae los propios. El rapto, el arrebato y la caída pero no la caída del sacrificio sino de la risotada cuando no puedo seguir porque he llegado a mi límite, mi borde de descomposición, cuando se dice: “ya no puedo más, estoy exhausto”, lo que muy bien define el flamenco: “el remate”.

Diferenciarse de sí es generar líneas de captura, líneas para ser capturados, para devenir otro, para esa catástrofe que es el arte (pero no la catástrofe de la tragedia griega en donde en realidad no pasa nada, solo eran los dioses, o sea nada).

Ahora bien, podemos hacernos unas cuantas preguntas. Qué parte de la fiera es el cazador. Qué parte del cazador es la fiera. Porque el bicho Gregorio Samsa es la garrapata y es el bailaó.

Cuánto hay de la vida (zoo) en los signos del hábitat y cuánto hay de los signos del hábitat en la vida (zoo).  Porque los cuerpos no tienen pariente próximo en este mundo, nada calma los cuerpos, la vida (zoo), se sienten solos como la garrapata en su rama. Pero los signos que emite la vida, las posturas, ritornelos, ritmos, gestos, travestismo vario, diferencias, potencialidades, ¿no son signos de la soledad del cuerpo? ¿No es por soleá que se emiten cualidades del medio viviente al hábitat? Al fin y al cabo los signos artísticos, el arte, no son otra cosa que la abstracción animal de la soledad de los cuerpos que quieren tener una realidad; no son otra cosa que la vida que se hace una línea abstracta, una cualidad, un color, un ritmo, una postura, que se expresa. Toda expresión es exposición a la captura por parte de la soledad de los cuerpos. Los cuerpos tienen una potencia (soleá) pero tienen que desarrollarla, están aturdidos, gesticulan, hacen giros, componen posturas, se dejan capturar. Un cuerpo quiere pensar (emitir signos, colores, posturas…) pero no puede, es garrapata, tiene una vida críptica… los cuerpos son zombis, muertos vivientes, se aturden y no pueden más que esperar la caída, están solos y son devorados por la propia soledad. Finalmente se mueven un poco, giran, intentan levantarse, colocan un gesto en un espacio y eso tiene una contestación. Añoramos ser capturados, despertados del aturdimiento, dejar de ser el Idiota, porque los cuerpos son el Gran Idiota, que no piensa, disléxico, tarado, solo tienen vida, pero una vida que se somete a la reproducción y a la materia, hasta que en un momento emite una coloración, una mueca y se encuentra con lo otro del cuerpo, con su propia diferencia, con un bicho que se acerca al gesto, se acerca a la señal, y la vida se convierte en otra cosa, se hace arte, intenta escapar, busca soluciones, vías de escape, no quiere ser atrapado, ni domesticado, el cuerpo se vuelve activo, creativo, siempre buscando salidas antes de que la captura se realice. Un cuerpo no tiene pariente próximo en este mundo, ni puede hacer pareja (con lo que tanto soñamos), un cuerpo lo que si puede hacer es un gesto, emitir una señal, colorearse, y entonces empieza la gran aventura, la aventura artística, se vuelve creativo, va a ser capturado, al fin lo que tanto esperaba sin saber, al fin llega la captura por lo otro, empieza el baile, si, el baile de la soleá, el baile por la soleá… el baile de la captura… a un color acuden otros colores, incluso líneas que no se veían aparecen, de pronto todo se llena, una hora (“las cinco en punto de la tarde”, cuando acaba la fiesta y llega el fascismo, García Lorca), una esquina, un viento, un grito, la gran visión, despierta el autómata, despierta el muerto viviente, despierta el cuerpo que no puede vivir y está abotargado, se acabó el fascismo del cuerpo, comienza el despertar de la caza, al fin la gran fiesta: ser capturado.

Bailar: ser capturado. Eso quiere la vida, eso quieren los cuerpos, encontrarse con lo diferente, con las fuerzas de la captura, con los devenires que nos arrastran a otros países, a otras razas, devenimos, en un travestimiento veloz, negros, prostitutas, alocados… ¡al fin! ¡Al fin la captura! Lo que más deseamos y lo que más tememos.

Terminamos con la frase del Marqués de Sade: ¡Franceses, un esfuerzo más… (para ser republicanos)!.
Solo se trata de esforzarse por hacer un pequeño giro, una mueca, ponerse colorado, y se presenta la gran escena de la captura, el devenir del cuerpo. Lo otro es la soledad de los cuerpos preocupados por su muerte. Hay que elegir. Hacer haecceidades, coloraciones, gestos, horas del día, o esperar como la garrapata el momento de la caída.

Pero lo más importante a tener en cuenta: Ni percepto (garrapata, vida-zoo) ni afecto (signos) son sentimientos subjetivos, recuerdos, y tampoco vivencia personalizada. Son sesibilia, capaces de desprenderse de su soporte corporal, de consistir en una modalidad impersonal. Ya no se trata nunca de la persona ni del sujeto. al bailar la soleá, para bailar la soledad, tenemos que tener capacidad de mirar a la gente común cuando anda por la calle y “ver si ocurre algo” (Edwin Denby). Según Didi-Huberman el bailaor Israel Galván no estaba interesado en sus clases en los alumnos brillantes sino que observaba al más viejo, ese que se sofoca, baila a pesar de todo, sin porvenir, que se confronta en el presente con lo poco que tiene. Se fijaba en el bailaor pobre. Passolini se interesó en una Salomé que no sabía bailar, que no hace casi nada. ¿Por qué? Porque la danza es una despersonalización, bailar es convertirse en otro, bailar las soledades, perderse como persona en el espacio y en el tiempo de los movimientos producidos. El baile está en la calle. La danza es una acción filosófica plena.

Estar en el movimiento es estar en las cosas, estallar en acontecimientos. Bailar es el peligro, entrar en la zona peligrosa. “El riesgo es una parte del ritmo” ( E. Denby)

G. Samsa, un cuerpo que deviene bailaó, deviene el riesgo por hacer el gesto, el movimiento, por mirar y escuchar. Libera líneas descodificadas de su cuerpo, se vuelve extraño a sí y genera una habitación, un espectáculo, hacer del cuerpo espectáculo, devenir algo que no es ya la vida, la vida oscura-brillante de la garrapata que solo tiene la vida, solo tiene su cuerpo, solo tiene su muerte.

Despersonalizarse, producir coloraciones en nuestro cuerpo (seguirá...)






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