Haecceidad

Un modo de individuación muy diferente del de una persona, un sujeto, una cosa o una sustancia.

"Nosotros sabemos que entre un hombre y una mujer pasan muchos seres, que vienen de otros mundos, traídos por el viento, que hacen rizoma alrededor de las raíces, y que no se pueden entender en términos de producción, sino únicamente de devenir" G. Deleuze

Falo, singularidad y fenómeno elemental

El falo es lo que da la forma a las cosas. Tenemos que diferenciar las cosas antes del falo y las cosas después del falo. Hay dos notaciones del falo, una primera notación en donde el falo está marcado por un menos y se escribe menos fi; una segunda notación el falo esta positivizado y se escribe Fi mayúscula.

Se trata del Fi mayúcula del falo que da la forma, que hace que las cosas sean. En el caso de que Fi no esté entonces las cosas no tienen forma y se multiplican en muchos dobles que no son mas que imágenes y no
tienen la consistencia de las cosas; es un mundo de dobles que se pelean y aman a la vez.

Por lo tanto las cosas antes del Falo son las imágenes de menos fi, las cosas despues del Falo son las cosas en la realidad que tienen una forma.
No debemos pues confundir el falo imaginario (menos fi) con el Falo simbólico (Fi mayúscula). Ambos tienen una relación porque el Fi mayúsculas lo que hace es formar lo informado de menos fi. Fi mayúsculas hace una unidad con la multiplicidad de menos fi.

En este sentido hay una cierta analogía entre las tesis deleuzianas de lo singular y lo individuado por una parte y por otra los dos registros del falo en psicoanálisis.

Nos podemos preguntar qué es el falo, y si no será un invento de Freud dominado por el centrismo. Pero tenemos que atenernos a los datos del psicoanalisis. El falo es un instrumento de la madre. El falo esta totalmente conectado con el tema de la castración, al punto de que son la misma cosa. Cuando hablamos del falo hablamos de la castración de la madre, de aquello que la madre no tiene. Y junto a esta experiencia siempre hay otra que es la presencia del padre como el poseedor del falo que la madre no tiene. Así aparece este padre como castrador.

Con estos datos del falo-castración tenemos la escena edípica en juego. Ahora bien, nos volvemos a preguntar si no será un invento de Freud, y para contestar a esta pregunta nos tenemos que remitir a la clínica.
Pongo un ejemplo: la pareja estrago. Bien, qué es la pareja estrago, pues tenemos toda una historia de esta pareja. Lacan hizo una mención temprana de esta pareja cuando trata la anorexia. Llama así a la pareja de la madre y su hija anorexica. Mas adelante vuelve a hacer mención de esta pareja al final de su enseñanza pero ahora referido a la pareja hombre-mujer en la que la mujer totalmente enamorada de un hombre soporta sus desmanes y malos tratos con tal de ser querida por ese hombre.

Lacan, dice que esos hombres son el relevo de la madre. Esa expresión es brutal, son el "relevo de la madre" o sea que ahí sigue la madre de la anorexica con su niña. Solo que ahora es un hombre el que ocupa el lugar de la madre. Son hombres muy atentos a la mujer, la dicen como tiene que vestir, qué tiene que comer, como tiene que andar etc. Ellas sienten una necesidad absoluta de obedecer a estos hombres, asustadas por si pierden su amor. La cosa llega a extremos intolerables y aún así no se puede disolver esa pareja.

Lo que está en juego ahí es el falo (por ahora no distinguimos sus dos formas). Es el falo materno lo que se juega en calidad de demanda de amor por parte de la niña. Ella recrimina a la madre haberla hecho sin falo, no entera, sin valor, y además se lamenta de que la madre no lo tenga. Dos seres que se desvalorizan mutuamente buscando algo de amor en donde no pueden conseguir mas que el estrago. La madre exige a la hija y la hija exige a la madre. Se produce un amor desmedido por la mujer a la vez que unos celos horrorosos ante la presencia de mujeres. Esta madre estrago es lo que el psicoanálisis llama la Otra. La Otra-Madonna que las mujeres adoran y a la vez si sienten que el hombre la mira a la Otra se sienten terriblemente traicionadas porque en lugar de un hombre lo que les queda es otra vez la madre fálica (o sea sin falo).
Algunas mujeres para salir de este embrollo recurren al padre. Ella no tiene el falo pero el padre si y pudiera ser que alguna vez se lo de a ella en forma de hijos o herencia económica u otras formas... Esto hace que la chica se convierta en una mujer docil al hombre, como una niña, debil dice, no sabe bien, es un poco tonta, pobre, toma muchas formas, pero se siente feliz porque al menos se ha salvado de la madre fálica. Claro que si este padre decae ella lo siente como una vuelta a la madre y al estrago.

Lo que pasa con este padre esta del lado del Fi mayuscula, mientras que lo que pasa del lado de la madre esta del lado del menos fi minuscula y la madre es vivida como un maniquí, como un muñeco y además como falta de vida, un ser frío, pero esto no es más que la forma de contar que se está del lado de la imagen, de lo imaginario, o sea que se habla del estadío del espejo y su hiancia mortificante.

Si la chica pierde el novio-padre entonces cae en la imaginarización de la madre especular, o sea en los fantasmas de devoración y sometimiento, se siente desaparecer, en verdad es muy peligroso.
Tenemos por tanto un ejemplo en donde las cosas tienen forma, en el caso del padre-novio que ofrece el falo, y también en su caída posible si este no se sostiene y por lo tanto damos con la situación en donde las cosas no tienen forma, el caso de la madre de la anorxica o la pareja estrago con un hombre.

La mujer siempre sospecha respecto de los hombres de dos cosas: la primera si no será la madre del estrago, la otra si se sabrá sostener lo suficente como fálico para que no la deje caer en la madre estrago. Por eso los celos son tan importantes para la chica, porque significan que el padre mira a la Otra, que el padre la va a acabar entregando a la madre estrago.

Igual que hemos hablado de la niña y su problemática fálica podríamos hablar del niño que tiene una problemática distinta. Pero por ahora con un ejemplo nos vale.

Lo que se juega para el psicoanalisis con el falo es si las cosas van a tomar forma (simbólica) o si peor se van a quedar en la multiplicidad de figuras amenazantes, de dobles siniestros...

Esto lo tenemos que pensar, compararlo con la singularidad y la individuación deleuziana, pero también llegar hasta Aristóteles, y pensar cómo es el tema de la forma de las cosas en Aristóteles, si se podría encontrar el falo en Aristóteles y si el motor inmovil tiene el caracter de necesariedad que tiene el Fi mayuscula frente a la contingencia del menos fi, por ejemplo.
Ya sabemos que la Idea en Platón ya era esta misma problemática y que Aristóteles que desarrolla, hasta llegar al Kant de la razón problemática... siempre la misma cuestión las cosas antes de tener la forma y las cosas después de la forma.

Cuando el psicoanálisis, a partir de su experiencia en la escucha analitica, presenta el falo es con la consideración de mostrarnos que la estructura da los instrumentos para que cada uno puedo construir la realidad pero que esos instrumentos que son del orden de la necesariedad (motor inmovil) pasan por una serie de contingencias (singularidades) que hacen que para cada uno se presenten una serie de acontecimientos que nos llevan a un tener que saber hacer, que para Aristóteles es la prudencia y para Lacan el sinthoma y para Deleuze es la individuación (efectuación-contraefectuación).



Esquema 1. Deleuze


Esquema 2. Lacan



Esquema 3. Freud



Singularidad y fenómeno elemental

De nuevo la cuestión de la singularidad. El psicoanálisis piensa el final de análisis como encuentro con el fenómeno elemental e identificación a este. Pesamos la diferencia del fenómeno elemental con la singularidad.
El fenómeno elemental, voz, chasquido, presencia angustiosa de un real por fuera de la cadena del sentido (…saber inmutable del ser inmutable…). Sin-sentido pero presente (…naturalezas inmóviles…) urge solucionar este mal encuentro (las cosas que no pueden ser de otro modo más que como son).
La diferencia entre la singularidad y el fenómeno elemental es la misma que la que hay entre lo contingente y lo necesario. Por qué Lacan cuando va a tratar el sinthoma en lugar de volver al caso princeps del psicoanálisis (el presidente Schreber) acude a un autor de la literatura (J. Joyce). La diferencia entre singularidad y fenómeno elemental es la misma que hay entre Joyce y Schreber.

Singularidad Fenómeno elemental
Contingencia Necesidad
Joyce Schreber

La inmutabilidad es una condición del fenómeno elemental, se habla un lenguaje fundamental, palabras de los dioses, lo inteligible, la verdad eterna del triángulo. El final de análisis trae de vuelta a los dioses. ¡Un nuevo dios! clamaba Heidegger… solo había que esperar un poco más y el psicoanálisis lacaniano conseguiría la vuelta de los dioses trágicos. La angustia es lo que no engaña, los demás afectos son engañosos… detrás de las ficciones se encuentran los dioses en su fiesta eterna, sin preocupaciones, lo asuntos de los mortales les da risa, una risa que tiene el mismo rictus que la ironía del psicótico. Un fin de análisis que apuesta por la psicosis (necesidad) más que por la literatura (singularidad).

Podemos pensar el sinthoma de dos maneras. Bien como del orden de la singular-contingencia o bien como fenómeno elemental-necesidad.

Pero el problema más importante es el mixto que hace el psicoanálisis, trata el sinthoma como singularidad-contingencia pero pensando la singularidad como necesariedad:

Singularidad: contingencia
Fenómeno elemental: necesariedad.

El psicoanálisis pretende pensar el fenómeno elemental como del orden de la contingencia. Lo real como contingente, pero una contingencia que tiene las condiciones de lo inmutable (necesidad). Así realiza un mixto inextricable. Confunde lo singular con lo necesario haciendo de la singularidad un inmutable. Esto es debido a que arrastra un problema desde sus orígenes al no poder pensar la diferencia como diferencia de si sino como diferencia entre elementos. Cuando Lacan acude a la diferencia sausiriana no puede pensar la diferencia como diferencia de si sino como diferencia entre dos significantes y cuando quiere acudir al significante aislado de la cadena ese significante ya no tiene la posibilidad de diferenciarse de si mismo sino que queda como un inmutable; un inmutable en un conjunto de inmutables como los astros del cosmos pero no abre un campo de singularidades en donde cada una se diferencia de si misma en nuevas diferenciaciones. La diferencia entre abre de nuevo el espacio de la onto-ontología o más bien de la onto-teología en donde los seres quedan referidos a un orden divino (ontología) que no tiene sentido (sinsentido) y que se mantiene inmutable (el motor inmóvil) para así dejar a los hombres dos opciones, o bien identificarse con el entre que es el brillo fálico, el brillo del héroe trágico (lo que llamamos el primer Lacan) o bien identificarse con lo inmutable de los dioses (sinthoma del último Lacan), lo que Miller llama identificarse con la cochinada.
Lo que el psicoanálisis pierde es el mundo de la diferencia, de las singularidades, de la alegría, y de lo contingente como multiplicidad de posibles.

Para Aristóteles se planteó el mismo problema. P. Aubenque lo expone en su libro “La prudencia en Aristóteles”. Hay dos usos de la palabra “prudencia”; en un comienzo significó la sabiduría (lo eterno, los dioses, el motor inmóvil, el conocimiento de las cosas inmóviles, la geometría), pero en un segundo momento la prudencia aparece como el saber hacer con lo contingente que es lo propio del hombre, ahora se trata de un saber práctico en el encuentro con los azares de la vida, los acontecimientos.

El problema de la prudencia nos interesa porque es la respuesta aristotélica a la cuestión de lo contingente en la vida del hombre. Ya no se trata de los dioses eternos inmóviles sino del hombre enfrentado a la contingencia cotidiana. Podemos pensar el sinthoma en el mismo orden como el encuentro con una contingencia ante la que hay que saber hacer y no con una verdad eterna (fenómeno elemental) ante la que solo cabe la identificación.

La fijeza última del síntoma permite al psicoanálisis pensar un final, pero es un final que trae de nuevo los dioses y su goce. Y presenta al hombre como aquél que tiene que ser capaz de responder a los dioses con su saber hacer.

El problema de la prudencia es también el de la historia de la filosofía en Aristóteles.
En el capítulito de Ser e historia de Aubenque se ve bien que lo que entiende Aristóteles por filosofía, a saber, el asombro de que las cosas sean lo que son, podría ser entendido como el diagrama o en el esquemita anterior: singularidad------individualidad. El asombro sería algo así como el movimiento continuo de la extracción de la singularidad (historia de la filosofía), en palabras del autor " ¿no consistiría en devolverle a dichas intenciones su fluidez, en volver a hallar tras el sistema el asombro inicial que lo ha suscitado y el movimiento que lo ha constituido?". Llama mucho la atención que hable todo el rato de petrificación de la verdad (entendida como las cosas), de fijación de la verdad o de rigidez que considera como traicción o como error. El error deriva de la rigidez o imposición contra el asombro, asombro que permite que se dé la historia de la filosofía. La fijación o el error sería la imposición de un principio fijo a las cosas, esto es, cohartarla de su asombro.
La filosofía se entiende como singularidad, problemas siempre abiertos o asombros que "renacen sin cesar", es decir, que están continuamente en un movimiento de territorialización y desterritorialización, o en convertir la búsqueda de la filosofía en sistema y no en completud o inmovibidad

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